2006/04/01

¿A las puertas de otro Mayo Francés?

Ayer escuché en la Radio Autonómica Gallega a Ramón Chao. Ante la pregunta de si las actuales movilizaciones en Francia podrían derivar en otro Mayo Francés, rotundamente dijo que sí. ¡Ojalá!
El nuevo Contrato de Primer Empleo que la derecha francesa quiere imponer busca un camino por donde el neoliberalismo, derrotado en el Referendum sobre la proposta de Constitución para Europa, pueda abrir un pouco más la renuncia al modelo social europeo, al llamado Estado de Bienestar.
Supondría volver a los principios de un capitalismo, que ya desaparecido el Muro de Berlín, considera que no tiene por qué respetar el Pacto Social que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial cimentó la Europa que hoy conocemos. El modelo a imponer es el neocapitalismo Made in USA, donde las grandes y graves diferencias sociales se consideran un producto lógico de la naturaleza de las cosas.
La derecha sabe que la educación es el principal elemento que permite a las sociedades actuales promocionar a sus individuos por encima de sus clases. Es un instrumento de igualdad y democracia, por eso el CPE, se va a aplicar a los jóvenes de 14 años en adelante. Volveremos a oir que cuando un chaval va mal en los estudios, “siempre será culpa de él”, y al Estado que no está en la obligación de invertir e implementar políticas integrales que permitan la extensión de la educación y la cultura al conjunto de la población.
Dentro de la lógica capitalista este es un gasto innecesario. Además, como dirían algunos viejos conocidos del PP gallego, ya se sabe que los hijos de la derecha son “más listos”.
La derecha encontró en la precariedad laboral una forma de domesticar la democracia. Una persona en precario y con salarios míseros, ya tiene bastante con ir tirando día a día, como para preocuparse por la transformación de la sociedad. Y probablemente, acuse de su situación a una izquierda parlamentaria que carece de discurso propio ante la globalización del capitalismo salvaje.
Así,como diría esta derecha que ya le sobra la democracia, “uno no muerde la mano que le dá de comer”: ¡Volvamos al vasallaje!
Ahora, que algunos podemos decir que también votamos no en el Referendum europeo, sin por ello ser amonestados, porque si una cosa dejó clara el pueblo francés es que la Constitución Europea propuesta, igual que aquel rey del cuento, está desnuda.
Desnuda de los derechos sociales y democráticos, que aquí aparecían supeditados a los intereses de las multinacionales y la “libertad de mercado”, que sigue a ser la negación de la libertad de las personas.
El Muro de Berlín no solamente fue el de los restos del estalinismo. Bajo sus piedras quedamos el conjunto de la izquierda.
A veces sigo los debates económicos de CNN+. El formato es un economista ultraliberal frente a uno supuestamente socialdemócrata. Mas, básicamente, comparten el mismo modelo socioeconómico. El de la “izquierda”, eso sí, defiende algunos rasgos sociales, que no dejan de ser un mero barniz que no cuestiona la globalización, ni el capitalismo.
En los años 90, hubo un interesante debate en el PSOE, publicado por la Editorial Sistema, bajo aquello que se llamó la “Democracia Industrial”. Se buscaba que los trabajadores participaran en la gestión empresarial y un mejor reparto de la riqueza. Ahora, barajamos, simplemente, como “flexibilizar” el empleo de forma más lenta que la derecha.
La verdad es que los economistas de nuestro Partido, últimamente están huérfanos de imaginación.
¿Cómo es posible que un socialista sea miembro del FMI, cuya visión del mundo es que la mayoría debe trabajar o malvivir, para que una minoría sea cada vez más rica? ¿Eso es democracia?
No se puede estar sentado con Botín y los traballadores, al mismo tiempo. Mas otro mundo es posible, y quizás en Francia como diría Chao, pero esta vez su hijo Manu: Próxima estación... esperanza.

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